Memorias de un Hombre Libertino

Crónicas vividas, deseadas,soñadas o quién sabe que,por un tipo algo soberbio, libertino y también algo racista, bisexual por naturaleza, pero heterosexual ante la sociedad.

jueves, marzo 24, 2011

Nadie ocupara tu lugar, si tú quieres

Luego de ubicarnos en una de las mesas que tiene vista al mar, pedí una langosta al ajillo más una ronda fría de mariscos, Rainer pidió un ceviche, además solicité un par de cervezas, como para curar la resaca de la noche anterior ya que la cabeza – al menos a mí – me estallaba.

Mientras esperábamos los platillos, y con las cervezas ya en la mesa, le pregunté – mirándole a los ojos:

Rainer, espero que lo que pasó entre nosotros ayer quedé ahí, entre nosotros.
Mira, Luis, yo no tengo ningún problema con eso, tú tampoco deberías de alarmarte.
No me alarmo, simplemente, tú sabes, yo estoy con tu hermana y bueno no sé que sensación tendrás.
Mira, yo normal, no me hago problemas, pero ten cuidado, no la vayas a cagar, para un poco la mano, no lastimes a mi hermana con estas cosas, sé inteligente.
Rainer, yo soy un tipo cuidadoso, finalmente creo que cada uno sabe cuidarse y yo lo hago. Yo quiero mucho a tu hermana, pero tú sabes, a veces, la libido me traiciona.
Mientras ella no se entere normal, además que hombre no se mete con patas de vez en cuándo.
Si en eso tienes razón.
Más bien, de vez en cuándo hay que vernos, me gustó mucho el cache.
Igual a mí, coordinemos nomás.

Luego de ello, llegaron los platillos, Rainer era bien tosco para comer, sus modales no eran los adecuados, pero finalmente él era así, y eso un poco lo que me llamó la atención de él: su naturalidad.

Al terminar, recibí la llamada de María – mi empleada – para preguntarme si iba a llegar para almorzar, le dije que no cocinase nada pues ya había comido algo, más bien prepárame el jacuzzi, que necesito relajarme un poco.

En todo caso – me cortó Rainer – vamos a una sauna. Yo conozco uno en San Isidro.
Puta madre huevón, ¿te la sabes todas no?
Más rico pues.

María, mejor no prepares nada, déjame todo en orden y tómate el día.
Está bien señor, respondió
No me digas señor, ya te dije que me digas Luigi
Está bien joven Luigi.
Carajo, sigues en lo mismo, no me digas señor ni joven, así a secas Luigi.
No puedo señor, joven, no puedo…
En fin, contigo no se puede.
¿Le dejo su correspondencia en su habitación?
No déjamelo en el estudio
Está bien, cualquier cosa lo llamo al nextel
Si ten prendido el nextel, por si necesito algo.

Rainer, mientras yo hablaba con María, me observaba y pidió un par más de cervezas, al terminar la charla, brindamos cada uno con la botella. Pagué la cuenta y salimos.

¿Vamos al sauna?
Vamos a mi casa, necesito sacar el carro, detesto moverme en taxi, eso no es para mí.
Ya pues.

miércoles, marzo 23, 2011

Ésta vida, sin ti no es nada...

No voy a negar que en el primer instante sentí un gran dolor, pero el placer que sentí luego fue sensacional, el oírlo gemir era alucinante, las cosas que me decía, fue interesante. Estábamos súper arrechos.

Antes de terminar, Rainer me preguntó si podía chupármela, yo no me negué, no lo hizo tan mal, finalmente nos vinimos juntos, uno corriéndole la paja al otro.

Luego de hacerlo, nos quedamos dormidos, creo que el cansancio nos ganó, lo abracé fuerte, como si no quisiera despertar nunca más, necesitaba sentirme protegido, así amanecimos.

Al despertarme, me encontré desnudo en la cama solo, entré en pánico - es habitual que me suceda eso al amanecer más aún si estoy en un hábitat que no es el mío - Rainer se estaba duchando, entré al baño y me dijo: Bañémonos Luis, me saqué el bóxer y lo acompañé.

Al finalizar de refrescarnos (que calor de mierda) necesitaba comer, me moría de hambre, a pesar de que no avistaba ningún restaurante cerca, le dije a Rainer para ir a comer algo, al notar su desconcierto, salimos y paré un taxi: Llévame al Salto del Fraile, le dije. ¿15 soles está bien?, respondió.

No te he preguntado el precio, solo llévame, le dije, quizás el taxista pensó que iba a regatearle algo, pero no tengo ésa costumbre, yo siempre subo al primer taxi que encuentro, lo que me urgía era llegar a comer algo, pero no cualquier cosa.

Rainer, no decía nada, lo miré, pero estaba como cansado.

Llegamos en quince minutos, lo bueno del chofer es que ingresó por la Vía Expresa y salió por la Costa Verde, así llegó rápido hasta la Herradura.

Tenía hambre, pero no solo de comer, sino también de conversar y aclarar algunas cosas con Rainer, aunque no me preguntó nada al respecto de lo que pasó, yo no me sentía tranquilo, necesitaba saber que era lo que había pasado.

martes, marzo 22, 2011

No todo es amor y verdad

No lo podía creer, hasta ése momento, nosotros no habíamos tenido mucho contacto físico – salvo la vez que no toqueteamos en el baño de mi casa – recién nos conocíamos, no había más explicación: la atracción fue fulminante.

Seguimos besándonos, yo no podía dejar de tocarlo, sentir su aliento a licor, ello me excitaba cada vez más. Por un instante lo miré detenidamente – pero él seguía besándome con frenesí – y seguí saboreando sus labios carnosos.

Esos minutos fueron únicos, por primera vez sentí un placer intenso – Rainer era el único hombre el cual me había impresionado - estuve extasiado durante algunos minutos, no podía creerlo.

Me llevó a su dormitorio, se sacó el polo – yo hice lo mismo – luego se sacó el pantalón – quedé mirándolo, yo también me saqué el jeans, al tenerme en bóxer tocó mi trasero – lo tienes grande – me dijo; reí por dentro, me saqué el bóxer, se quedó encantado – supongo por la expresión en su rostro- lo tocó, sentí sus manos varoniles en mi cuerpo, que quizás desde siempre lo estuvo esperando. Seguimos besándonos.

Nos echamos en la cama, lo sentí duro, no dejábamos de tocarnos, la sensación era muy intensa, no cruzábamos palabra alguna – estaban demás – la pasión era suficiente.

Tú eres activo o pasivo, me dijo.
Yo soy activo, le respondí.
Pero yo también soy activo, te lo puedo chupar, pero no me dejo penetrar, me dijo.

Lo miré a los ojos, sedientos de mi, ansiosos por explorarme, deseoso de probarme;

Hazme lo que quieras, le dije.
Estás seguro, preguntó.
Estoy seguro, quiero que seas el primero, tú ya sabes ¿no?, respondí mirándolo.
Está bien, lo haré con cuidado, me dijo tiernamente.
No quiero que tengas ninguna consideración conmigo, hazme el amor como tú sabes hacerlo, le dije hambriento de él.

Fue riquísimo, la pasión y la paciencia con la que me hizo suyo, fueron inolvidables.
Sentirlo entrar y salir en mi, sentir su aliento y su respiración agitada.
Verlo y no creerlo, yo estaba en las nubes.

lunes, marzo 21, 2011

Jamás vas a decirle ¿No?

Por un momento me impresionó lo que me reveló, pero ésa sensación desapareció a los cinco segundos, comprendí entonces, que no siempre somos lo que aparentamos o lo que realmente somos, todos tenemos un gran secreto muy dentro de cada uno,que quizás, con un poco de licor emergen a la superficie.

No le pedí explicaciones, pero me las dió, me comentó que fue un malentendido, que lo culparon de un homicidio que no cometió pero en el cuál estuvo implicado como testigo. Realmente el hecho luctuoso no me interesaba en lo más mínimo, pero dejé que se desahogara y me diera sus razones, al menos para que yo me sienta tranquilo de que no trataba con un delincuente o ex-presidiario. A mí eso verdaderamente me era indiferente. Pero igual lo oí.

No creo ser tan bueno dando consejos, pues no acepto el de ninguna persona. Pero si creo que puedo darte una opinión sobre tal o cuál cosa, si me lo pides; le dije.

Tu opinión me importa mucho Luis, pues si en el futuro somos familia, no me gustaria que haya secretos entre nosotros; respondió.

Éstá bien, si quieres que te dé una opinión sobre éste tema, es muy sencilla, si realmente no tienes nada que ver con el homicidio, que quedé ahí, no es bueno que pienses en ello y sigue para adelante, le dije.

En respuesta, recibí una gran sonrisa. Yo con eso, me sientía complemente satisfecho.

Seguimos tomando, Rainer tomaba mucho y no caía, yo también le daba la pelea, pero con mucho ron en mi organismo, los sentidos empezaron a fallarme, sentía un ligero mareo, así que decidí irme.

Rainer no quiso que me fuese, por la hora y por lo peligroso de la hora, yo le comenté que con una llamada a un remisse, eso se solucionaba, pero insistió en que me quedara. Sin mucho aspaviento accedí, me moría por quedarme.

A partir de ése momento pude notar en sus preciosos ojos claros, un brillo inquieto, no dejaba de mirarme, yo lo miraba como si estuviese hipnotizado, no podía dejar de mirarlo. Rainer me preguntó si me pasaba algo, no pronuncié palabra alguna, sólo seguí viéndolo.

Sabes; le dije; yo también tengo un secreto o mejor dicho un lado de mi vida que la gente no conoce, ni me interesa andar por ahí proclamándolo; él me miró algo desconcertado pero no me interrumpió.

Espero no te incomodes por lo que te diré pero tu has sido franco conmigo en lo que te pasó en el pasado, yo quiero ser franco con alguién por primera vez en mi vida, esto ni mis padres ni mi familia lo sabe y siento no equivocarme en decírtelo, si ello provoca que nuestra amistad y mi relación con tu hermana se termine, lo entenderé, en ése caso asumo las consecuencias.

Mientras decía esto, Rainer se acercaba más a mí, estábamos - inicialmente - sentados frente a frente, luego se puso junto a mi, y no dejaba de mirarme.

Sabes, yo soy bisexual, a mi me gustan los hombres y las mujeres. Le dije.

Cogiéndome del rostro, se acercó hacía mi, sin dejar de mirarme, lo miré fijamente a los ojos é increiblemente me dió un beso en la boca y pronunció éstas palabras: Tranquilo, yo también soy bisexual, ése será nuestro secreto - y seguimos besándonos.