Memorias de un Hombre Libertino

Crónicas vividas, deseadas,soñadas o quién sabe que,por un tipo algo soberbio, libertino y también algo racista, bisexual por naturaleza, pero heterosexual ante la sociedad.

martes, marzo 22, 2011

No todo es amor y verdad

No lo podía creer, hasta ése momento, nosotros no habíamos tenido mucho contacto físico – salvo la vez que no toqueteamos en el baño de mi casa – recién nos conocíamos, no había más explicación: la atracción fue fulminante.

Seguimos besándonos, yo no podía dejar de tocarlo, sentir su aliento a licor, ello me excitaba cada vez más. Por un instante lo miré detenidamente – pero él seguía besándome con frenesí – y seguí saboreando sus labios carnosos.

Esos minutos fueron únicos, por primera vez sentí un placer intenso – Rainer era el único hombre el cual me había impresionado - estuve extasiado durante algunos minutos, no podía creerlo.

Me llevó a su dormitorio, se sacó el polo – yo hice lo mismo – luego se sacó el pantalón – quedé mirándolo, yo también me saqué el jeans, al tenerme en bóxer tocó mi trasero – lo tienes grande – me dijo; reí por dentro, me saqué el bóxer, se quedó encantado – supongo por la expresión en su rostro- lo tocó, sentí sus manos varoniles en mi cuerpo, que quizás desde siempre lo estuvo esperando. Seguimos besándonos.

Nos echamos en la cama, lo sentí duro, no dejábamos de tocarnos, la sensación era muy intensa, no cruzábamos palabra alguna – estaban demás – la pasión era suficiente.

Tú eres activo o pasivo, me dijo.
Yo soy activo, le respondí.
Pero yo también soy activo, te lo puedo chupar, pero no me dejo penetrar, me dijo.

Lo miré a los ojos, sedientos de mi, ansiosos por explorarme, deseoso de probarme;

Hazme lo que quieras, le dije.
Estás seguro, preguntó.
Estoy seguro, quiero que seas el primero, tú ya sabes ¿no?, respondí mirándolo.
Está bien, lo haré con cuidado, me dijo tiernamente.
No quiero que tengas ninguna consideración conmigo, hazme el amor como tú sabes hacerlo, le dije hambriento de él.

Fue riquísimo, la pasión y la paciencia con la que me hizo suyo, fueron inolvidables.
Sentirlo entrar y salir en mi, sentir su aliento y su respiración agitada.
Verlo y no creerlo, yo estaba en las nubes.

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