No me canso, no me rindo...

Si bien me gusta el invierno de Lima, lo único que detesto es la densa neblina que cubre la maravillosa vista que tenía hasta hace unos días, de los campos de golf que se instalan frente al dúplex en el que solitariamente, ahora habito.

No todo en la vida es perfecto y eso es lo rico de vivir, en lo profesional, laboral y empresarial puedo estar en verde, pero en mi vida familiar ahora estoy en rojo y si bien en estos momentos estoy pasando por una tensa relación con mi esposa, no sé si es conveniente que sepan que hace unos días, ambos - mi esposa y yo- tomamos la decisión de separarnos, por tema de caracteres.

Mi psiquiatra me dice que quizás sea una leve crisis que suele ocurrir en los matrimonios, pero en todo caso, siento que vivir con ella se hacía insostenible. Me apena un poco por mis hijos, pero ellos ya se han acostumbrado a vivir sin verme seguido. Mis constantes viajes, las largas jornadas encerrado en mi oficina o en el estudio, hacían que el verlos se limitara a los sábados o domingos, ya que durante la semana a las justas podía verlos dormir en la mañana o en la noche.

Decidí mudarme a uno de los departamentos que tengo en San Isidro, para no alejarme mucho de mis obligaciones, pude escoger quizás otro sitio, pero me pareció lo más conveniente para todo.

Me he dado cuenta también que no extraño mucho mi vida conyugal, creo que solo me siento más relajado para hacer mis cosas, nadie interfiere en mis decisiones, nadie me tiene que decir nada, en buena cuenta una sabia decisión.

No sé hasta cuándo estaré así, temo que me acostumbre a esta nueva vida y no quiera retornar al redil familiar, temo que el libertinaje con el que he estado viviendo estos días se acentúe, me da miedo pensar en traer a alguien a vivir conmigo, dudo en permanecer aquí mucho tiempo, quizás más pronto de lo que imagino vuelva junto a los míos.

Aunque no creo que esto suceda muy pronto, estoy aprovechando el tiempo en organizarme mejor, mi mente está más despejada y ya estoy pensando en cristalizar varias cosas que tenía postergadas.

¿Será que la soledad de vez en cuándo es necesaria para encaminar nuestras vidas? Recién lo estoy descubriendo…