Memorias de un Hombre Libertino

Crónicas vividas, deseadas,soñadas o quién sabe que,por un tipo algo soberbio, libertino y también algo racista, bisexual por naturaleza, pero heterosexual ante la sociedad.

jueves, diciembre 16, 2010

Cada vez más cerca…

Le dije al taxista que nos llevase al Wong de Benavides, para comprar unas cervezas y algo para comer, el hambre era algo que no podía controlar más aún a ésas horas de la madrugada.

Luego de proveernos de trago y comida nos enrumbamos al “departamento” de Rainer que de departamento no tenía nada, pues el taxi nos dejó en un edificio de mala muerte por la avenida Canadá en La Victoria.

No dije nada al respecto ya que lo único que quería era tocarlo como ésa vez, deseaba aprovecharme de la misma forma en que lo hice anteriormente. Estaba muy arrecho.

El departamentucho, era un desastre en todo el sentido de la expresión pues no había criterio de nada en ésas paredes ni en el piso, comprendí en ése instante que no todos tenemos buen gusto, no siempre las personas invertimos en tener nuestra casa, departamento, cuarto o lo que fuese, súper cómoda y bien equipada. Entendí que hay muchas personas que viven por vivir, que sólo llegan a dormir y ni siquiera pueden tomarse el tiempo de pintar las paredes o cambiar de alfombra. Yo me moriría si el lugar por dónde transito y utilizo para descansar esté hecho un caos, no podría permanecer mucho tiempo ahí. Pero Rainer no era como yo ni pretendía que lo que fuese tampoco, sino no me hubiese fijado en él.

A ésas horas, estaba algo agotado, Rainer me pidió disculpas por el desorden, me hice el desentendido, evité increparle algo pues no era para que lo que había ido. Prendió una radio que había por ahí y sacó las cervezas, me quité la casaca, y me senté en un sofá avejentado que estaba cubierto con una sábana. Fatal.

Estuvimos charlando por un buen rato de diversos temas algo importantes y otros frívolos, Rainer me inspiró confianza y le conté algunas cosas personales que nadie más que yo conocía, él me contó algunas situaciones terribles que había vivido y que aún lo lastimaban, pensé que tan horrible podía haberle pasado, luego de dos botellas de ron, recién pude saberlo: Estuvo en la cárcel.

martes, diciembre 14, 2010

Tan solo con verte, me descontrolo.

Finalmente ingresamos a la famosa “Holiday”, era un antro abarrotado de gente en el cuál Rainer se sentía como pez en el agua, por un momento me arrepentí de estar ahí y quise salir corriendo, pero algo me lo impidió; Rainer me había cogido del brazo al ver mi cara de espanto y dijo: ¿Qué no te gusta? – en ése momento no quise hacerlo sentir mal y respondí: No eres tú, es el la gente que está aquí pero no importa ya estamos aquí.

Que habrá pasado por la cabeza de Rainer en ésos momentos, me habrá creído un tipo soberbio, pues el gesto de fastidio se me notaba sin mucho esfuerzo. Respiré hondo y olvidé que estaba en ése sitio. Total yo había ido para conversar y conocerlo un poco más de lo que ya había visto.

Él pidió una jarra de cerveza y otra de cuba libre, no discutí sobre ello ya que me pareció descortés ser más quisquilloso de lo que ya había sido hasta ése momento. Felizmente no demoraron en traer el licor pues estaba que moría de sed, Rainer me dijo unas cosas que por la bulla no entendí, yo solo movía mi cabeza en señal de aprobación pero también de fastidio ya que la música era muy estridente, peor aún que nosotros nos ubicamos cerca al escenario.

Mientras conversábamos, mantuve una postura pacífica y sensata, pues él como hermano mayor hacía muchos cuestionamientos, cosas pasadas de moda – sobre las parejas - y en las cuáles yo estaba en desacuerdo.

Me sentí aburrido con las sandeces que decía, por momentos trataba de impresionarme con su enérgica voz, pero ignoré sus provocaciones, no tenía la más mínima intención de discutir o pelear, quería tenerlo en mi cama.

Transcurría las horas, eran alrededor de las dos de la mañana, estábamos en la quinta jarra de cuba libre, yo estaba harto de lo que me decía, hasta que propuse cambiar de tema, le pregunté sobre su vida personal, sus relaciones y otras cosas más.

Lo noté un poco “alegre”, el licor estaba haciendo efecto en él, en mí también pero no era tan notorio – aún - la música se puso fea, le dije para irnos a otro lado a seguir conversando.

Vamos a mi departamento – me dijo casi susurrándome al oído.
Vamos pues – le dije interiormente entusiasmado.
Pero antes vamos al Wong de Benavides a comprar unas cervezas – insistió.
Está bien, pero también compremos algo para comer – le dije.
Ya pues, pero salgamos de esta cagada de sitio – me dijo.

Rainer paró un taxi, subimos en la parte posterior, estaba recontento. Algo iba a pasar esta noche, pensé.

jueves, diciembre 09, 2010

Estoy aquí, solo por ti.

El taxista era algo curioso, pero no le dí más importancia de la debida, estaba con ganas de verlo (a Rainer), así que no presté mucha atención a lo que decía; sólo notaba que por ratos me miraba por el espejo, puse cara de pocos amigos.

Rainer, volvió a llamar:

Luis, ¿dónde estás? – escuché algo impaciente.
Ya estoy llegando, hay un poco de tráfico.
Apura huevón, aquí es algo movido – dijo algo preocupado.
Te dije para venir en mi carro – respondí.
Pero si no conocías, ¿no me dijiste? - refutó.
Cierto, espérame un rato pues, ya falta poco, déjame preguntarle al taxista – asentí.
Señor, ¿en cuánto tiempo estaré en el óvalo de Santa Anita?- pregunté.
En cinco minutos, a lo mucho – respondió el susodicho.
Ya vez, en cinco minutos estaré allí, no te preocupes – y corté la llamada.

Luego de aquella llamada, sentí un cosquilleo en el estómago, supuse que la noche era propicia para vivirla intensamente. Imaginé que debía ser lo más sensato posible; pero también creí que no debía ser tan vulnerable, sólo íbamos a conversar; conocernos, nada más.

Hasta que por fin llegué, pagué y lo llamé; pero antes de que me contestase, lo vi, me acerqué, lo saludé, con una gran sonrisa; él me recibió con un fortísimo apretón de manos.

Me dijo para ir a una discoteca que quedaba detrás de Plaza Vea, se llamaba Holiday. El nombre me sonó a bullicio descontrolado, algo pacharaco y corriente; pero no importaba, estaba con ganas de escuchar música y no dejar de mirarlo. No al menos durante toda la noche.

Mientras nos acercábamos, noté a mí alrededor una muchedumbre de parroquianos que también se dirigían a la discoteca; aceleramos el paso. Rainer conocía a algunos chicos – pues le pasaron la voz – yo ignoré cualquier tipo de acercamiento extraño. Mi mente estaba en otro lugar.

Finalmente llegamos, quise pagar su entrada; pero no me dejó:
Yo te he invitado – me dijo.
No importa, no me gusta que me paguen nada – asentí.
Zona Vip o en cazuela - me dijo.
Zona Vip, me gusta la tranquilidad – respondí.
Toma, paga mi entrada – le dije entregándole un billete de cincuenta soles.
Yo tengo sencillo, ya después arreglamos – dijo sin mirarme.
Está bien, ya nos arreglamos – finalicé.

martes, diciembre 07, 2010

El Retorno del Guerrero...

Hace unos días, mientras daba vueltas en mi cama sin poder dormir, pensaba sobre los días y noches intensos que me han tocado vivir a lo largo de estos quince meses de sequía literaria y de los cuáles no he podido documentar nada, a la vez renegaba por no haber logrado dedicar un espacio en mis agitadas ocupaciones para sentarme y escribir, pensar, soñar, recordar, saborear en mis labios, todas mis aventuras y emocionarme hasta las lágrimas al pensar en los días y noches difíciles que me han tocado vivir.

Mi antigua ansiedad por escribir a diario, había sucumbido ante una maraña de responsabilidades, estaba más ocupado en los negocios, en la casa, mis hijos, mi esposa, en los amigos, en las amigas, en las aventuras, en el sexo, en las cuentas por pagar, en los viajes, en fin, muchísimas cosas.

Estos quince meses ausente de la riquísima atmósfera literaria, me han hecho sentir algo vacío, he vivido muchísimas cosas, pero que no ha sido suficiente vivirlas sino que algo dentro de mí, necesitaba también contarlas.

No solo he protagonizado momentos espectaculares durante todos estos meses, pues no todos los días uno es feliz, he pasado mil y un problemas como todos, también he vivido situaciones peligrosas que me han hecho sentirme devastado, además he descubierto más cosas en mí, mi vida ha cambiado un poco, para bien y para mal, he hecho cosas que nunca pensé hacer, pero eso es parte, pienso, de una constante por descubrirse.

Muchas veces he intentado plasmar algo, pero me sucede que no sé por dónde comenzar, es muy rico, cerrar los ojos y recordar cada momento, cada detalle, pero ahora, me es más complicado no porque no pueda, sino por el tiempo que tengo para realizarlo.


Finalmente,toda etapa tiene un principio y un fina, la etapa de letargo y autoexilio terminó, es momento de comenzar a desahogarme un poco, llegó la hora de poder compartir con quién quiera, ésas cosas que me han pasado y que estoy viviendo, no sé si escribiré a diario, es un poco difícil, pero trataré, al menos, de ser lo más constante posible, hay muchas cosas que han quedado a medias, prometo concluirlas.