Ella la que me dio su querer : Maravilla de mujer.

Al mes de aquélla conversación recibí en mi correo, un mail de Richard, decía:

Hola Luiggi, necesito tú número de celular, lo he perdido, me es urgente comunicarme contigo, ya estamos en Lima, a ver cuándo vienes a mi departamento para conversar, antes de que no mudemos a nuestra casa en la Rinconada, saludos de Gaby.

Un beso

Richard.


No atiné a responderle, decidí condenarlo al ostracismo en mi vida, no quería saber de él, por otro lado mi vida seguía de lo más normal, ya estaba viviendo con mi mujer, allá en San Isidro, por suerte estaba trabajando, en ese entonces en una sucursal bancaria, a tres cuadras de mi departamento, y ella trabajaba en otra agencia bancaria también en el mismo distrito, pero un poco más lejos, golpes de suerte digo yo, que en el mismo distrito, dónde uno vive , se encuentren varias agencias de un mismo banco.

Mi mujer nunca se llevó con Gaby, a pesar de haber estudiando juntas en la misma facultad, siempre han tenido vidas separadas, eran pocas las veces que conversaban, era una pugna entre ellas, no sé porque.

Sé que en parte es mi culpa, pues Gaby es una de mis mejores amigas, a veces andaba con ella, mi mujer pensaba que ella era la buscona, pero no era así, entre nosotros sólo existía un profundo cariño, una amistad indestructible ,también una profunda pasión, un constante flirteo, alimentado cada día, nada más, era imposible, yo no deseaba otra cosa más, sólo seguir siendo su amigo.

Muchas veces en la universidad, insinuaron que Gaby y yo, éramos enamorados, pues hasta de la mano íbamos, éramos inseparables, nos compenetrábamos bien, aunque no voy a negarles que algunas veces tuvimos sexo, producto de las noches de diversión que vivíamos, que se terminaron cuándo conoció a Richard, y yo a mi mujer.

Nosotros teníamos una relación bien curiosa, sin compromisos ni explicaciones, cuándo quería estar con ella, ella estaba dispuesto, al igual que yo, respectivamente, no éramos enamorados, sólo lo hacíamos, y punto.

Mi mujer no la puede ver, desde que una vez vio un mensaje de texto que mandó a mi celular que decía:

Luiggi estoy en mi depa solita, ven te estoy esperando con las piernas abiertas, lista para que me hagas tuya. Gaby.

Yo me estaba bañando, así que la pendeja de mi mujer, fue a su departamento a increparle, ella para buena suerte mía, vive a 6 cuadras de mi departamento, en uno de los edificios del Golf, mi mujer conocía , fue la buscó, y se dijeron de todo, desde la A hasta la Z, y por mi culpa, yo ignoraba de aquel encuentro, si Gaby no me cuenta, no me enteraba, le pedí disculpas por el mal rato, y luego cachamos.

Por respeto a mi mujer también dejé de frecuentar muchas amistades, pues ella sabía que mujeriego soy y siempre lo seré, soy muy débil, y si se presenta acción, pues ahí estoy.

Pero cuándo se enteró que enteró que se había casado, suspiró aliviada, craso error, eso no cambiaría nada, yo podía llamarla a Gaby, en cualquier momento, y ella seguro me diría en dónde estaba , al toque iba, a cachar riquísimo .

Pero ya no estaba para esos trotes, ya era todo una mujer casada, además tampoco podría hacerlo, tenía un férreo control en mi casa, preferiría evitarme molestias, había que respetar, total ya tenía mi catedral, las capillas, podían esperar.