Que tú me hallas olvidado : Eso no lo puedo creer

Entre tanta reunión social, y amigas que conoció, a lo largo de varios meses andando cómo errante, tratando de ser aceptado cómo un play boy limeño más, quedó prendado de mi gran amiga Gaby, cuándo la veía o coincidían en algún evento o tono, se quedaban cómo hipnotizados el uno del otro, yo por obvias razones, pasé a segundo plano.

Ya no me llamaba, ya no me escribía, eran pocas las veces que nos veíamos, su agenda social ahora la tenía junto a mi querida Gaby, al cabo de dos meses me enteré que eran enamorados, y todo iba viento en popa, yo feliz por ellos.

De alguna manera yo lo empuje a esto, era mejor que su mente dejase de pensar en mí, no era justo para él, tenía derecho que querer y ser querido, Gaby, a pesar de ser jovencita, tenía una gran experiencia en el amor, lo iba a saber encaminar, estaba tranquilo por eso.

Dejé de salir a fiestas un tiempo, por motivos académicos, a veces le enviaba mensajes a su correo, los cuáles gentilmente me contestaban pero de forma muy cortante, si le preguntaba sobre su relación, evitaba decirme algo, y yo no insistía, era su vida privada, me dijo. No pregunté más.

Richard, ya pertenecía, desde que comenzó su relación con Gaby, a la sociedad limeña, había cambiado mucho, pero era algo a lo que estaba predestinado, me sentía feliz por él, por lo que había conseguido, su carrera cómo modelo y anfitrión, también había avanzado, yo no sentía ningún tipo de cólera ni envidia, estaba feliz por mi gran amigo, también por mi gran amiga Gaby, les iba bien, eran felices, yo también lo era.