Te han visto de rodillas, sentado y de cuclillas , en todas las posiciones

Empezando el VIII Ciclo ,en la universidad, ingresó un chico nuevo al salón, era de apariencia medio agradable, era moreno, punto en contra para empezar, para tenerlo cómo amistad, digo, bueno, noté que desde la primera vez que lo vi, que era algo raro. Y no me equivoqué.

Al pasar los días, mientras se iba acoplando al grupo humano que éramos, lo fui conociendo, y él también se fue abriendo más, a todo la gente, ya era notorio , en menos de dos semanas, todos sabíamos que era homosexual, pues él mismo no los dijo, una noche en que salimos a tomar, para darle la bienvenida, dicho sea de paso, esa salida fue pretexto para confirmar las sospechas que teníamos. Y acertamos.

El lunes siguiente el salón entero, ya sabía de la gran verdad de José Fernando, él no se inmutó ni se sorprendió, se sintió, y lo supongo, más libre, así que no se reprimió más.

Era la mariquita del salón, cualquier cosa era el centro de atención y de las carcajadas, pero todo en buena onda, dentro de todo, era buen pata, tranquilo, respetuoso, educado, pero a veces era una amanerada de mierda , pero ése era su asunto.

Todo iba bien con él, éramos bien patas, aunque nunca le dije que era bisexual, pero en honor de la verdad, en una huasca, debo decir que dejé que me lo chupase , pues estaba medio ebrio, yo normal, lo dejé, le toque el culo, me manoseó todito por adelante, al final me lo chupó, le pedí que todo quedara como un secreto , lo respetó, y lo debo de decir, tuvo palabra, nunca nadie supo de eso, ahí lo valoré más cómo amigo, podía confiar en él.

Pero al pasar lo meses, lo notaba cambiante, él se juntaba con todos y todas en el salón era “amigo de todos”, me enteré luego que se lo había chupado a casi todos los chicos del salón, y me dio un poco de asco, esa actitud promiscua en él, pues me enteré por propia boca de mis patas cuándo compartíamos alguna conversación, se burlaban a morir, yo no dije nada, pero supuse que ya sabían, que también, su boca había pasado por mí, normal para mí, total yo no perdí nada.

Terminamos el ciclo, salimos de vacaciones en la U, yo me fui al norte a descansar por Máncora, todo el mes de agosto, me desconecté de Lima, no contestaba el celular a nadie, no quería intromisiones en mis paradisíacos días de relax , el VIII ciclo fue terrible, para mí, mi cerebro necesitaba oxígeno, así que me desterré voluntariamente de todo en la capital.

Sólo recibía llamadas de mis padres o hermanos, de nadie más, pues estuve allá con mi enamorada, los dos solos, así que no necesitaba a nadie más.

Llegué a Lima, alrededor del mediodía del 27 de agosto, pues el 28, era cumpleaños de uno de los chicos del salón y lo iba a celebrar a lo grande, por obvias razones no me podía perder tremenda celebración, llegando me enteré de muchas novedades, entre las cuáles había una muy sorprendente, referente a José Fernando.