Memorias de un Hombre Libertino

Crónicas vividas, deseadas,soñadas o quién sabe que,por un tipo algo soberbio, libertino y también algo racista, bisexual por naturaleza, pero heterosexual ante la sociedad.

sábado, diciembre 15, 2007

Jamás imagine que llegaría éste día: La última noche en Madrid

Estuve pensando mucho, sobre eso, había estado mirándome todo el tiempo en el cuál permanecí en aquel café. Me pareció curioso ése detalle.

Mientras me sentaba junto a él, tenia en mi mente, muchas sensaciones, pensaba en todo lo que hasta ése momento estaba ocurriéndome, me di cuenta por cierto, que mi vida, estaba, poco a poco, encauzándose.

Estaba satisfecho por ello, el sexo estaba pasando a segundo plano, mis metas personales se están realizando, mas aún que tengo otras más por concretar, todo estaba yendo de maravillas.

Pero como nada es perfecto, estaba en la boca del lobo, tenía la tentación frente mío, medía 1.80 y era lo que cualquiera quisiera poder tener siempre al costado.

Nunca pensé en preguntarle si era gay o no, yo no lo soy, nunca lo he sido, nunca me he sentido así, no creí tampoco que se acercase a mí, por parecerle gay.

Simplemente creo que nos gustamos al sólo vernos, era un atracción natural, sé apreciar y reconocer cuándo un hombre es atractivo, y no temo en decirlo, quizá en eso está también mi atractivo, en la ambigüedad que uno pueda aparentar.

Mi partner no dejaba de mirarme, yo ligeramente lo veía, no era tampoco la gran cosa, tomamos vino, solo dos copas, estaba medio ido, me decía cosas, pero mi mente no estaba precisamente ahí.

Tenía ganas de tener sexo, la oportunidad era propicia, no la podía desaprovechar, pero no se presentaba la oportunidad, no sabía como decírselo, por momentos quería dejar la conversación, é irme a descansar al hotel, mi cuerpo pedía ello, descanso, relajo, relax , y si él no podía dármelo, no había tanta vuelta que darle.

Hasta que llegó el momento del adiós, me despedí cortésmente, él se sorprendió, le expliqué mis razones, las entendió a medias, quiso acompañarme al hotel, no lo evité, pero le dije bien claro que a mi habitación no podría entrar, hasta que por fin escuché lo que tanto esperaba : quiero pasar la noche contigo, me gustas mucho.

No lo pensé mucho, total, estaba en un lugar en el que nadie me conocía, no tenía porque esconderme, no había motivo, caminaba libre, sin miedo a nada, a nadie, era libre, de poder mirar a quien quiera sin tener que ruborizarme.

Fuimos a un hotel medianamente cómodo, a unas cuadras del mío, pero menos ostentoso, yo no decía nada, sólo quería sexo, estaba con ganas de hacerlo, mi ser lo reclamaba.

Lo disfruté, fue una buena despedida, nos quisimos ésa noche, nos amamos en la oscuridad del silencio, éramos dos extraños unidos en uno sólo, sin compromisos sin ataduras, éramos sólo dos amantes, ansiosos de ser de cada uno, al menos por ésa noche.

Mi estadía en Madrid fue inolvidable, espero volver pronto, aquí si se respira libertad total, no libertinaje, sino tolerancia.

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