Memorias de un Hombre Libertino

Crónicas vividas, deseadas,soñadas o quién sabe que,por un tipo algo soberbio, libertino y también algo racista, bisexual por naturaleza, pero heterosexual ante la sociedad.

martes, marzo 11, 2008

Tú a mi me haces daño , y yo sin embargo, te quiero tanto

Toda la noche, pensé en que hacer, armé muchos planes, pero tenía que ver la forma de dar la estocada final, ése avispado é igualado, tenía que desaparecer, de alguna forma iba a pagar por su osadía, busqué la forma, de no aparecer mucho, como cabecilla de aquél complot, perfil bajo, siempre decía mi padre, así tenía que ser.

Para suerte mía, mis padres estaban en Cuba, su regreso estaba pactado para dentro de un mes, Analí y yo, habíamos quedado a cuidado de mi hermano mayor, pero como él, estaba ocupado en la empresa, nosotros éramos libres, perfecta ocasión para poder ejecutar lo que tenía en mente.

Era necesario tomar medidas urgentes, llamé a un detective, amigo de la familia, le pedí discreción, le expliqué lo que estaba pasando, y el trabajo que quería que haga, necesitaba que alguien me tuviera al tanto de lo que hacía Analí y ése tipo.

Por el dinero no te preocupes, le dije, ello no es problema, mis papas siempre dejan dinero cuándo se van de vacaciones, a libre disposición mía, así que ello no es problema, necesito toda la información necesaria, nombre completo, edad, domicilio, miembros de su familia, lugares que frecuenta, en dónde trabaja él y sus familiares, cuántas hermanas mujeres tiene, en que horarios están en su casa, etc. : En dos días te tengo los datos que necesitas, me dijo, asentí satisfecho.

Analí, salio en la mañana al club, con sus amigas del colegio, aproveché y convoqué a una reunión con el personal de seguridad de la residencia, mandé para el efecto a mis guardaespaldas para que le den la protección debida, con claras indicaciones, de no desviar su camino, a otro lugar que no sea la casa.


La seguridad que Analí tenía, ya no trabajaría más para nuestra familia, por ineficientes é inútiles, ya estaba decidido, objetaron, reclamaron, patalearon, pero igual los eché, por no colaborar conmigo, se humillaron, no sentí pena, mi subconsciente estaba lleno de ira y rabia, por aquél infeliz marginal, que estaba estropeando la tranquilidad de mi honorable familia, por ello no lo podía permitir.

Por la tarde llamé a mis papas, para informarles lo que había pasado, les tuve que inventar una historia para que aceptaran el despido, por suerte no sospecharon nada.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

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12:19 p.m.  

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