Otra más de Benedicto XVI

Está fresca en la memoria el traspié del actual pontífice Benedicto XVI, relacionada con el Islam, con los 1500 millones de musulmanes.

Declaración papal que fue criticada por personalidades del todo el mundo, por católicos, agnósticos, escépticos, ateos, evangélicos, etcétera.

Quedó claro entonces que el Papa, hombre de carne y hueso, también comete errores; y por lo tanto la infabilidad, aún cuando sea en materia teologal, es únicamente un recurso burocrático con pretensiones sobrenaturales, o como dirían los antropólogos, atributo mágico-religioso.

Muchos pensaron que tal desatino intelectual no volvería a repetirse a corto plazo. Se equivocaron. El Papa vuelve a declarar sobre asuntos de política internacional, acompañándose de falacias y errores de todo calibre.

Y lo hace en la misma línea de pensamiento del presidente Bush.Concretamente se refirió a la desnuclearización de Corea del Norte. Desde luego, la preocupación por la carrera armamentista es lícita, loable y urgente. Más tratándose de armas atómicas.

Pero lo reprobable es que el Pontífice guarda silencio cómplice sobre el arsenal atómico de Israel, a quien la ONU, en varias oportunidades, a cuestionado su hegemonismo y prepotencia militar en la región.

Peor aún : La Iglesia no está interviniendo en temas trascendentales para la humanidad, no se preocupa de la pobreza, de la miseria, del SIDA,de las guerras, y de todas aquellas atrocidades que acechan a miles de personas en todo el mundo, claro si vive en la abundancia económica y material en sus "sagrados claustros" del Vaticano, o en la Residencia de Verano de Castengandolfo, pura frivolidad, y encima se hace llamar "Santo Padre".

Peor aún: Benedicto XVI enmudece al saber que Estados Unidos utiliza a Corea del Sur como un puesto de avanzada nuclear.

Mucho peor: el Papa apoya en forma incondicional la política y negociaciones que lleva a cabo Estados Unidos en el Medio Oriente.

Sobre todo cuando estas políticas, eminentemente guerreristas, buscan adueñarse del petróleo.

Es decir, ya no se trata de un desliz, de un error, o de una casual metida de pata, sino de una identificación ideológica y política con el gobierno norteamericano que no sería nada del otro mundo.

Desde luego, en uso de su libertad, Benedicto XVI tiene derecho a simpatizar, a identificarse ideológicamente con quien considere conveniente, tal como hicieron los anteriores papas con los reyes y presidentes poderosos.

Elección que explicaría por que la Iglesia Católica sigue vigente y hasta robusta. Lo abominable es que transcurrido unos pocos años, luego de su muerte, Benedicto XVI resulte candidato a la santidad, y a reglón seguido ungido como santo, entonces a la diestra de Dios...

¡Pobres católicos, no se merecen tal malabarismo espiritual!. Pobre de los que no se merecen tal mal trato espiritual.

Especialmente quienes tienen un riquísimo mundo interior repleto de solidaridades, que los convierte en personas de primera calidad.