¿Cuándo me volví vulnerable?

No recuerdo bien el momento exacto, en que me dí cuenta que me gustaban los hombres, mi niñez -hasta ése momento- transcurria sin ningún sobresalto, tenía alrededor de 12 años o más, estaba en tercero de secundaria, más o menos, fue ahí que me quedé algo inquieto por un amigo del salón.

El susodicho era un tipo bien simpático en todo el sentido de la palabra. Estudié con él desde el primer grado de primaria, pero no éramos tan amigos. Nuestro padres si lo eran, algunas cosas de él nunca me gustaron, gracias a eso que llaman madurez cambió, finalmente todos cuándo crecemos cambiamos ¿no?.

Hasta aquel momento trato de hacer memoria, pero no encuentro episodio alguno que marque un inicio en la doble vida, como lo llamo yo, simplemente sucedió.

En mi vida personal y familiar siempre me comporté bien, mi actitud eran las de un niño común, pero no corriente, siempre tuve - pues hasta ahora lo mantengo - una cierta diferencia con los demás niños, algunas cosas no me parecían interesantes ni divertidas - como el fútbol. Nunca le encontré placer jugarlo, pero siempre en clase de deportes lo practiqué. Aunque siempre preferí jugar básquet, mi papá jugaba conmigo por las tardes, claro cuándo podía y estaba en el país.

Cuándo me dí cuenta de que me gustaban los hombres, no me alarmé, lo tomé con calma, pensé en el futuro que quería y en lo que esperaba de mí mismo, desde chico siempre tuve las cosas claras y mis metas trazadas, así que esta sensación o debilidad como lo llamaba un amigo de la universidad, no iba a impedirme ser feliz.

Y así fue, así es y asi será.